Cínicos, farsantes y maniqueos


José Rafael López Padrino

Las medidas cautelares dictadas por los tribunales de EE UU, Inglaterra y Holanda a favor de la transnacional Exxon-Mobil fueron posible gracias a la existencia de la cláusula del arbitraje internacional contemplada en los contratos de servicio de la apertura petrolera aprobados durante el segundo gobierno de Rafael Caldera. En dichos contratos se cedió la soberanía jurídica del país, al establecer que cualquier diferencia seria resuelta en tribunales internacionales. Este adefesio jurídico fue legitimado tiempo después por la Asamblea Nacional Constituyente gracias al voto mayoritario chavista (Carta Magna 1999).

Que los gobiernos del pasado lo haya hecho, es perfectamente explicable, ya que la misma respondía a la política petrolera de los adecos y los copeyanos. Sin embargo, ¿cómo explicar, que a lo largo de más de 9 años de Gobierno, los dirigentes revolucionarios y patriotas del régimen, de la Asamblea Nacional, de PDVSA, no hayan denunciado y enmendado semejante situación, que atenta contra los intereses de la nación? Pero más grave aún ha resultado que el propio tte coronel ha convalidado dicha cláusula al firmar leyes y contratos en los que el gobierno venezolano acepta someterse a la jurisdicción de tribunales extranjeros (Ley de Protección de Inversiones, 3-10-99; contrato de emisión de bonos de la deuda, 21-4-05).

Indiscutiblemente en el país no se ha dado ningún cambio del bloque histórico en el poder, sino simplemente un cambio de actores quienes esconden su verdadero rostro detrás del icono bolivariano. Obviamente hay una culpabilidad compartida entre los gobiernos punto fijistas y la robolución bonita por haber incluido, refrendado y alcahueteado la cláusula que permite el sometimiento a la jurisdicción de tribunales o árbitros internacionales de los contratos de interés público.

Pero además los caraduras del régimen han pretendido transformar este incidente comercial entre PDVSA- Exxon-Mobil, en una nueva epopeya por la defensa de la patria y su soberanía. Recordemos que la bota militar en más de una oportunidad se ha cobijado con la bandera nacional y el patriotismo para superar coyunturas políticas adversas. Así, el inquilino de Miraflores en un arranque de patrioterismo cursi, amenazó de no enviarle ni una gota de crudo a los Estados Unidos si Exxon-Mobil persistía en su guerra económica. Los activos de PDVSA fueron congelados por la imperial petrolera y sin embargo el crudo siguió fluyendo a las puertos norteamericanos.

Las amenazas del Mariscal de la Faja nos trascendieron mas allá de las primeras páginas de los diarios nacionales. El mismo tuvo de retractase en medio de un laberinto lingüístico al afirmar que al margen de la agresión de la Exxon-Mobil, Venezuela seguiría siendo un seguro suplidor petróleo a los EEUU. Casi al unísono su embajador en USA, Bernardo Álvarez le enviaba una sumisa carta al Senador Richard Lugar del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, solicitándole sus buenos oficios para solventar la querella legal entre PDVSA y la Exxon-Mobil, desmintiendo así la versión de una supuesta agresión imperialista contra la patria.

Y si por ello fuera poco el Ministro Ramírez ratificaba la mejor disposición de PDVSA para ventilar amigablemente el impasse con la Exxon-Mobil. Como dato curioso esta misma compañía (Exxon-Mobil) la que hoy sataniza el régimen, fue la empresa que bajo el disfraz de los contratos de Asistencia Técnica envío sus técnicos para recuperar totalmente las operaciones de producción en la refinería de Amuay a raíz del paro petrolero (Emma Brossard, El Nacional 24/4/03).

En fin puro doble discurso, uno radical e incendiario para el público de galería en busca del apoyo popular; y otro complaciente, rastrero frente al gran capital para preservar sus negocios. Son los ya conocidos encantadores de serpientes del pasado pero remozados con la careta bolivariana. El tte coronel sabe perfectamente que sin los dólares del imperio, no puede alimentar su robolución y su proyecto bonapartista.


Photo: Karl Marx, The Eighteenth Brumaire of Louis Napoleon publication in Die Revolution, 1852. This image is in the public domain because its copyright has expired.

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